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Hablemos del duelo

La pérdida de un ser querido representa un trauma y como tal representa una desviación de la salud y bienestar del individuo que necesitará un periodo de tiempo para volver a restablecer su equilibrio natural.

El duelo representa cuatro tareas, aceptar la realidad de la pérdida, trabajar las emociones y el dolor de la pérdida, adaptarse a una realidad en la que el fallecido ya no está presente y recolocar emocionalmente al fallecido y continuar con la vida. El duelo acabará cuando se hayan llevado a cabo estas tareas, un punto de referencia es cuando la persona es capaz de recordar al fallecido sin un dolor y llanto intenso, es normal que haya una sensación de tristeza, pero con menor intensidad.

En un duelo normal encontraremos cinco fases según Kübler-Ross:

  1. Negación, puede amortiguar el golpe de la pérdida y posponer parte del dolor, pero esto no durará para siempre.

  2. Ira, aparece ante la frustración de una muerte irreversible y con ella se experimentan sentimientos de rabia y resentimiento. Se buscan culpables de la situación

  3. Negociación del dolor que se siente y de la posibilidad de revertir la muerte del ser querido.

  4. Depresión, no es una depresión clínica, se experimentan sentimientos de tristeza y vacío normales ante la pérdida de un ser querido.

  5. Aceptación de la pérdida, la persona aprende a vivir con el dolor de la pérdida y es capaz de experimentar alegría y felicidad de nuevo.

En ocasiones el duelo no se desarrolla de forma normal y la persona no es capaz de pasar por todas las etapas hasta llegar a la aceptación. En estos casos los síntomas que suelen aparecer son:

  • La culpa por las cosas, más que por las acciones, recibidas o no recibidas por el superviviente en el momento de morir la persona querida.

  • Pensamientos de muerte más que voluntad de vivir, con el sentimiento de que el superviviente debería haber muerto con la persona fallecida.

  • Preocupación mórbida con sentimiento de inutilidad.

  • Enlentecimiento psicomotor acusado.

  • Deterioro funcional acusado y prolongado.

  • Experiencias alucinatorias distintas de las de escuchar la voz o ver la imagen fugaz de la persona fallecida

En estos casos en los que la propia persona es capaz de darse cuenta de que su duelo no está siguiendo un curso normal lo más apropiado será buscar ayuda psicológica para continuar con una buena elaboración del duelo.

Por último, pese a que en este post nos hemos centrado en el duelo tras la pérdida de un ser querido, es importante que recordemos que el duelo no siempre es por la muerte de un ser querido. Puede aparecer por la pérdida del trabajo, el hogar, una relación, etc.


Para esta entrada me han servido de apoyo los artículos “El tratamiento del duelo: Asesoramiento psicológico y terapia.” De William Worden y “Duelo, evaluación, diagnóstico y tratamiento” de Gil-Juliá y colaboradores.




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