Como probablemente todos sabemos, a medida que pasan los años se producen ciertos cambios fisiológicos en la mujer, hay músculos que pierden elasticidad, las mamas pierden turgencia, se reduce la capacidad reproductora a partir de los 35-40 años, etc. Este envejecimiento se hace evidente con la aparición de la menopausia, donde se pueden dar sofocos, acaloramientos, enrojecimientos, etc, este tipo de síntomas dependiendo de la mujer duran entre meses o incluso años, pero en su mayoría suelen ser compatibles con su actividad diaria.
Estos cambios que hemos mencionado pueden ir acompañados de inestabilidad psicológica, nerviosismo, dificultad para dormir, entre otros y también suelen desaparecer con el paso de unos meses o años. Además pueden aparecer enfermedades como osteoporosis, descalcificación de los huesos y facilidad para la fractura de los mismos en los años posteriores a la menopausia, acentuándose el riesgo a partir de los 65 años, por eso es muy importante tener una vida activa y tomar mucho calcio.
Una vez hemos hablado a grosso modo de los cambios producidos en esta etapa del ciclo vital femenino veremos como influye en la fisiología sexual y en la vida sexual de la mujer.
Con respecto a la fisiología sexual, los cambios más importantes, a parte de la pérdida de la capacidad reproductora, son los concernientes a la vulva y la vagina, estos cambios estarán ligados a la vida sexual de la mujer y serán menores y se darán de forma más tardía si esta es rica y satisfactoria.
En lo concerniente a la vulva, tanto los labios mayores como los menores reducen su tamaño y elasticidad y el orificio de la vagina (introito) se estrecha, pudiendo dar lugar a molestias o dolor, sobretodo si la excitación no es adecuada.
Con respecto a la vagina, el cambio más destacado es que la lubricación vaginal se hace más lenta y menos abundante, aunque no es el único, la vagina también se acorta, pierde vigor en la excitación, capacidad de defenderse de infecciones y elasticidad.
Por último, el clítoris parece que no sufre grandes cambios, mantiene su capacidad de excitación y sensibilidad, lo único que podemos apreciar es que se necesita una mayor excitación del mismo para llegar al orgasmo.
Estos cambios por lo general no impiden que las mujeres sigan disfrutando del sexo, es importante que tanto ellas como sus parejas asuman los cambios y los entiendan como parte del ciclo vital. Es cierto que los cambios producidos en la vagina y la vulva podrían dificultar la capacidad de disfrutar de la penetración, pero este inconveniente se puede solventar mediante el uso de cremas y estimulación lenta y rica. El hecho de que la respuesta sexual sea más lenta (excitación), menor intensidad (menor numero de contracciones) y menor lubricación vaginal no conlleva necesariamente que no se disfrute del sexo, de hecho es frecuente encontrar mujeres que disfrutan a un nivel similar al anterior de la menopausia o incluso incrementan el placer tras ella.
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