En el sistema familiar se pueden establecer coaliciones, una de estas coaliciones y la más común es la triangulación. En ella se sitúa según Bowen al hijo frente a los dos padres en conflicto, quedando el menor triangulado. Esto se realiza como consecuencia de una tensión excesiva originada entre los componentes de una pareja, para liberarla se incluye a un tercero.
La triangulación que puede producir patología dentro de la dinámica familiar es el triángulo perverso. En este se establece una coalición de dos componentes de la familia de distintas generaciones frente a un tercero. Si el triangulo perverso se establece como patrón repetitivo dará lugar a que el sistema se convierta en patológico.
El triángulo perverso se caracteriza por:
Las personas que componen la alianza del triángulo son de diferentes generaciones. Por ejemplo, padre-hijo.
Las personas que componen esta alianza intergeneracional se posicionan frente a una tercera persona. Por ejemplo, padre-hijo contra madre.
La coalición establecida entre estas dos personas es negada siempre que el tema sale a la mesa.
La consecuencia de que uno de los padres, para solucionar el conflicto conyugal, establezca una alianza con su hijo y lo involucre en el sistema subconyugal, puede ser que el otro progenitor acabe rechazando al hijo debido a que lo siente como un ataque. Este sacrificio realizado por el hijo tiene como resultado el equilibrio familiar, donde los padres estarán centrados permanentemente en el menor. En estos casos el hijo es posible que vaya mal en la escuela, sea un niño enfermizo, presente algunos problemas de comportamiento, etc. Todo esto hará que los padres se mantengan unidos por el bien del hijo.
Dentro de una misma familia (donde hay más de un hijo y abuelos) pueden formarse decenas de triangulaciones, lo que provoca una dinámica enmarañada y es complicado saber en qué posición exacta se encuentra cada miembro de la familia.
Para esta entrada me he apoyado en el artículo de María José Escartín Caparros “El Sistema Familiar Y El Trabajo Social” y el de Anal Fairlie y Dora Frisancho “Teoría de las Interacciones Familiares”.
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